
El bajo astral: ¿hogar de seres malignos?


El bajo astral es un lugar en el que el mundo físico y el mundo inmaterial se mezclan, es decir, es una de las muchas dimensiones alternas que existen, pero en ella viven las almas de aquellos fallecidos que, por sus energías espirituales, no pueden seguir el camino hacia la luz.
El bajo astral es el séptimo subplano y recibe este nombre porque es el nivel más inferior, es la banda de frecuencia relacionada a las emociones o pensamientos negativos.
Esta dimensión forma parte del plano astral, que se divide en siete subplanos, cada uno con sus propias energías y frecuencias vibratorias. El bajo astral es el séptimo subplano y recibe este nombre porque es el nivel más inferior, es la banda de frecuencia relacionada a las emociones o pensamientos negativos.
¿Quiénes habitan el bajo astral?
Debido a las energías que llegan al bajo astral y las que se manifiestan dentro de él, se dice que está habitado en su mayor parte por sombras, demonios, espíritus de asesinos, violadores, viciosos, o el alma de cualquier persona que haya tenido una actitud destructiva en vida.
También se dice que las almas de los suicidas habitan este mundo por todo el tiempo que se suponía que debían vivir, pero viven bajo un ambiente de angustia y desesperanza durante este período.
Por otro lado, pueden transitar por este plano los seres que no han aceptado su partida del mundo físico porque fue algo muy inesperado o cuando los sentimientos de odio, remordimiento o amor excesivo se convierten en una causa que impide su partida hacia la luz o hacia planos astrales superiores.
Algunos de los seres del bajo astral más habituales se pueden clasificar en los siguientes grupos:
- Entidades parasitarias astrales: a cada uno de los habitantes del bajo astral que fueron humanos y se dejaron llevar por las bajas emociones, se le llama EAP (entidad astral parasitaria).
- Sombras: cuando alguien muere, su espíritu deja de lado el cuerpo astral y normalmente este se desintegra, sin embargo, esto no sucede en personas que han tenido un comportamiento destructivo o que, sin ser malas, han tenido bajas pasiones o tendencias destructivas muy acentuadas, entonces el cuerpo astral se encuentra fortalecido por las energías negativas y no se desintegra, formando una especie de versión negativa del individuo.
- Cascarones: a diferencia de las sombras, son seres sin ninguna partícula de material mental que deambulan por el mundo astral sin autonomía.
- Víctimas de accidentes: en la caso de las víctimas de accidentes, si eran buenas personas en vida, permanecen en estado de inconsciencia en los subplanos inferiores por el tiempo que les correspondía vivir según su deuda kármica y luego recuperan la consciencia ya en los planos más elevados. Cuando son personas que han cometido actos malignos, el espíritu va directo al bajo astral donde permanecerá, sin perder los vínculos que lo unían al plano de los vivos.
- Suicidas: cuando una persona se suicida adquiere una deuda kármica, pero la situación puede varias de acuerdo a sus razones, en qué estado se encontraba cuando se suicidó y cuál era su naturaleza moral y espiritual. El suicida se queda penando en el bajo astral hasta que cumple el tiempo que debió haber vivido.
Cómo nos afectan los seres malignos del bajo astral
Cuando un espíritu que se “pega” a una persona, esta puede tener la sensación de sentirse observada; o simplemente sentir “presencias” cuando está sola.
Se dice que los seres malignos del bajo astral buscan satisfacer sus bajos deseos atrapando a alguien sensible del mundo físico y actuando como parásitos.
Normalmente estos seres se alimentan de nuestra “energía vital” y manipulan nuestra mente para que tengamos cierto tipo de deseos que suelen ser los que ellos prefieren, como beber, tener sexo, etc. En general, se contentan con manipularnos, debilitarnos y hacernos adquirir algún tipo de adicción.
Pueden llegar a tocar traumas serios como depresiones, trastornos de personalidad, etc., y más en personas de carácter débil o sumiso.
Hay quienes reportan haber tenido problemas físicos que desaparecen con una limpieza espiritual. También pueden ocasionar problemas energéticos, como bloqueos sin razón aparente.
¿Cómo llegan a nosotros?
Estos seres malignos llegan a nosotros por viajes astrales que salen mal, juegos peligrosos como la Ouija, o el contacto con personas que ofrecen prácticas espirituales oscuras.
En el caso de los viajes astrales, puede ocurrir que las entidades del bajo astral logren sincronizarse con la frecuencia vibracional del viajero si este se encuentra sumergido en energías negativas. Cuando esto ocurre, los seres pueden incluso unirse al viajero.
Cuando recibimos un daño intencional por parte de otra persona, cuando nos desean el mal o nos tienen una fuerte envidia, esa energía se mueve en este plano. Es una cuestión de energía y poder mental, ya que incluso podemos hacernos mal a nosotros mismos con nuestras negatividades o malos pensamientos, que alimentan y acercan a nosotros la influencia del bajo astral.
Los especialistas dicen que hay otras circunstancias involuntarias que atraen a estas entidades, como por ejemplo una debilidad física, psíquica o emocional, enfermedades mentales, depresiones, el uso de alcohol, drogas o calmantes en exceso, el estrés, golpes en la cabeza, un estado de coma, etc.
¿Cómo protegernos de los seres malignos?
Lo más importante para protegernos de las entidades del bajo astral es llenar nuestro cuerpo astral de luz y fortalecerlo
El primer paso para protegernos de los seres malignos es evitarlos: debemos impedir a toda costa el contacto generado a través de la magia negra y la nigromancia.
Por otro lado, es posible despegar a un ser del bajo astral de una persona mediante la limpieza energética o durante una proyección posterior en la que el cuerpo astral logre quitárselo de encima al aumentar su frecuencia vibracional; o bien solicitando ayuda a las esferas superiores. Esto se realiza de manera instintiva.
Sin embargo, lo más importante para protegernos de las entidades del bajo astral es llenar nuestro cuerpo astral de luz y fortalecerlo, eligiendo el camino de la bondad, la generosidad y el amor hacia todo lo que nos rodea. Quienes transmiten luz, paz y elevación espiritual, alejan las entidades malignas y su influencia.
